Habrá quienes piense que últimamente solo me asomo al balcón de este blog para soltar alguna de mis rajadas, pero en esta ocasión la causa bien lo merece. Pese a lo avanzado del siglo XXI, a nivel literario seguimos teniendo una serie de prejuicios machista en la literatura, aunque desgraciadamente no solo en este aspecto de la vida, que debemos derribar.
A lo largo de la historia de las Letras, las mujeres han sido o bien relegadas a un segundo plano, o directamente lanzada al más oscuro ostracismo. El patriarcado de occidente ha hecho que mujeres capaces de escribir grandes historias, o capaces de componer bellos poemas, hayan sido olvidada de los libros de textos de los colegios. Es más, aquellas que llegaron a triunfar, o bien debieron de usar un seudónimo masculino como Cecilia Bölh de Faber (Fernan Caballero) o usar el apellido del marido como la celeberríma Mary Shelley, autora de Frankenstein .
Por otra parte aún a fecha de hoy, hay quienes creen que las mujeres solo son capaces de crear buenas novelas de género romántico (algo que de por si ya tiene valía), cuando ha quedado patente que autoras han dado lustres a géneros como la fantasía, la novela policíaca, por mencionar algunas, por encima incluso de sus colegas masculinos.
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Rompamos de una vez los tópicos, y comencemos a pensar que no existen ni los hombres ni las mujeres sino las personas, donde de igual si se es autor o autora, mientras lo importante sea ser artista...
Y pese a todo seguimos en la yesca...