Hay veces que cuando uno escucha alguna canción concreta le recuerda a un hecho de su vida, como no podía ser de otra forma no iba a ser yo menos, oyendo un tema de Mago de Öz, no recuerdo ahora mismo cuál, aunque estoy casi seguro que fue Molinos de Viento, recordé que cuando era más joven, me sacaba algunas pelillas trabajando como cuentacuento. Aunque no era un cuentacuentos clásico, no me gusta copiar a los demás, así que yo mismo escribía mis propias historias. ¿Os estaréis preguntando que esto a que viene ahora? Pues la respuesta es sencilla, quería compartir con vosotros una de la historia que si os puede parecer para niños, creo que encierra la esencia de lo que somos los escritores. No está tal como salió de mi mente en aquel momento, pero haré que se le asemeje lo más posible:

Todo transcurría con normalidad, hasta que una noche de tormenta un rayo cayó sobre el árbol. Por mucho que quisieron hacer los vecinos, el árbol ardió quedando solo su tocón, pero este, en un último esfuerzo por seguir abriendo paso a la vida, lanzó sus semillas al viento.
Desde aquel día, yo como vecino de aquella comunidad, voy por el mundo procurando rescatar esas semillas que no son más que las historias que un día contamos a aquel árbol. La gente como yo nos llamamos los Atrapacuentos, y vamos por el mundo con una red de cazar mariposas por el mundo procurando recogerla para devolver las historias a quienes corresponden, la Humanidad...
¿Te animas a cazar semillas de cuento conmigo?¿O prefieres abrir Las Puertas de las Rimas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario