Cuando veo a los infantes
en la escuela tan solo se me viene una cuestión a la mente: ¿Por qué narices
los encerramos recluidos como ha ganado tratando de “educarlos” en la “cultura
del esfuerzo? Habrá miles de respuestas, algunas más o menos justificadas, pero
si miras a tu alrededor no son los esforzados ni las esforzadas quienes
triunfan.
Quizás sin ejemplos no seáis capaces de visualizarlo, pero si os
digo que es el perezoso, el corrupto, el agraciado por la naturaleza quien
triunfa, y esta premisa vale para ambos sexos ¿seréis capaces de contradecirme?
Es ese futbolista, ese que marca los goles que celebres a quien admiras con una
pasión enfermiza, en lugar de al médico que cuando enfermes te sanará. Ese
actor, o actriz, que antes fue modelo, y que tanto te pones, y sueñas con
tocar, es a quien admira, en lugar de al barrendero que limpia tus calles, o a
la panadera que te entrega el pan. O que decir de ese cabeza de chorlito que
jamás dio un palo agua, fue a quien le entregaste tu voto, pero sin embargo
eres incapaz de valorar a tu esposa como ama de casa y que gestiona mil veces
mejor los recursos.
Podría poner centenares
de ejemplo, pero sería perder el tiempo. Mi reflexión no es otra que para
triunfar no es necesario ni el esfuerzo ni la dedicación, solo la suerte y la
estupidez en muchos casos, por eso abramos las puertas de los colegios, dejemos
salir a esos niños, que estudiar para acabar sirviendo a los de siempre está
muy visto…
PD: Si no captas ciertos
matices irónicos de esto, enhorabuena, tu podrás triunfar.
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