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Leer el argumento de Futu.re fue quizás lo que me cautivó de esta novela, aunque he de reconocer que antes de entregarme a su lectura tuve cierta reticencias, ya que Dmitry Glukhovsky, también autor de la reconocida Metro 2033, me dejo ciertamente indiferente con esta novela, que he de reconocer que no logré finalizar. No se si a causa de tanto nombre de estación de metro en ruso que me sonaban casi igual, o achacarlo a una mala traducción, ya que la lectura se me hacía atropellada y con parones, pero es de los pocos libros que he abandonado en mi vida, porque siendo sincero, me es difícil dejar un libro una vez comenzado pese a que sea de lo más aburrido, siempre tengo la esperanza de que en algún momento mejore.
Reflexiones personales a parte, decir que la trama de este libro es de las que te hacen pensar. No es una novela juvenil con un telón de fondo distópico, sino una reflexión en toda regla sobre la superpoblación humana y el uso de los recursos naturales por parte del ser humano. El argumento de una historia, narrada en primera persona, de un miembro conocido como "Los Inmortales" encargados de suministrar la inyección de la vejez a aquellas personas que hayan decidido tener hijos, ya que en el siglo XV, donde se situa la acción, Europa ha logrado la inmortalidad en los seres humanos, pero la escasez de recurso prohibe tener hijos, y quien desea tenerlo debe dejarle su lugar de ahí que deben morir.
Una historia trepidante, vertiginosa aveces, otras quizás demasiado lenta, que no dejará indiferente al lector que se acerque a ella. Con un olor orwelliano y a "Un Mundo Feliz", es una obra que disfrutarán quien aparte de querer divertirse quiera pensar con la literatura.
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