CAPÍTULO
17
Precisamente
cuando es tu vida la que está en juego, tu cabeza comienza a funcionar de
manera diferente, procesa los datos de manera escrupulosa y es capaz de ver las
cosas desde un prisma diferente. Tal vez, de no haber hallado el pito
carnavalero en todos los cadáveres, aquellos asesinatos hubiesen resultado
inconexos, cada uno se había llevado a cabo de una forma diferente al resto.
Me
había centrado en buscar a un asesino capaz de llevar a cabo tales tropelías
por odio a sus víctimas, gente según su entender, capaz de mancillar las
costumbres gaditanas, en lugar de fijarme en su forma de actuar. Cada una de
las victimas había sido asesinada de una forma por alguna cuestión estética.
—Dejemos
de prestar atención a los motivos—medité junto al comisario. —Si nos centramos
en las formas de asesinar. ¿Qué nos encontramos? Alguien que no siga un mismo
patrón, excepto por el pito carnavalero que se convierte en su firma. ¿Pero por
qué complicarse buscando un nuevo método en cada ocasión?
—Notoriedad.
No le vale ser como el resto. Él, o ella, pretende ser el más original de los
asesinos en serie.
—¿Has
dicho en serie? —una luz se iluminó en mi cabeza.
—Yo
no he estudiado criminología, pero así se ha llamado toda la vida de Dios...
—No
me refiero a eso... ¡Cómo no he podido darme cuenta antes! ¿Se acuerda en el
estadio de fútbol? Aquel policía nos comparó con True Detective y la víctima
estaba colocada como en la serie.
—Sí,
pero eso que tiene que ver.
—No
se da cuenta. El asesino quiso reproducir lo más fielmente posible la escena de
la serie en el Carranza. Mire—puse un vídeo en internet.
—¡Es
cierto! —se echó las manos a la cabeza. —¿Y las demás muertes?
—Déjeme
pensar un poco—medité durante unos segundos. —La primera podría asegurar que se
corresponde con Juego de Tronos. Si usted la ha visto—logré su afirmación.
—Podrá recordar como Ned Stark asesina a un Guardia de la Noche por incumplir
su juramento.
—En
este caso al policía corrupto—fue siendo consciente de mi teoría. —Ordenaré
ahora mismo que rastreen las IP de los ordenadores con más descargas o series
online reproducidas durante el último mes.
—Me
parece perfecto.
—En
este caso no estamos ante un psicópata al uso, sino ante un seriopata—rio Paco
ante su propia ocurrencia.
—Repita
esa definición. —lo miré aturdida.
—Seriopata,
es el término que le viene como anillo al dedo a nuestro asesino.
—¡¿Cómo
pude ser tan gilipollas?!¡Lo hemos tenido ante nuestras narices todo este
tiempo! —le mostré en el ordenador los comentarios censurados en el Diario de
SERIOpata.
—No
te frustre. En ocasiones resulta más fácil ver la brizna en el ojo ajeno que la
viga en el propio—trató de consolarme. —Aún así el muerto de la Plaza San
Antonio no sabemos cuál sería la serie.
—Así
a bote pronto no tengo la menor idea—busqué en mi memoria un dato que pudiese
relacionarlo. —Le habían extirpado los riñones—dije casi para mi misma.
—¿Y
si nuestro seriopata además fuese antropófago? Podría ser como Hannibal Lecter
del Silencio de los Corderos. Coincidiría si fuese una serie en lugar de una
película...
—También
han realizado la serie—una vez fui consciente de mi afirmación me sentí mal.
Todo
a mi alrededor me daba vuelta. . Comencé a sentir nauseas. Sin tiempo a
levantarme de la silla vomité a los pies del comisario.
—Descansa
un poco. Te está afectando ser el próximo objetivo del asesino—me ordenó
mientras me entregaba un vaso de agua para enjuagarme la boca. —No te pasará
nada, yo me haré cargo de la investigación. Mientras tanto no te muevas del
despacho—me acarició el rostro de forma paternal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario