La vida es sueño. Cierto, no lo negaremos, como tampoco me podréis negar que se puede soñar a diferentes volúmenes. Hay quienes tienen sueños grandilocuentes. Sueños que resuenan en las paredes. ¿ sabéis qué? Parece gustar a mucha gente esos sueños. No les molesta escucharlos, al contrario les gusta oírlos porque los comparten y juntos forman una melodía que impide escuchar nada más en el ambiente. Es más, al Capitalismo les gusta esos sueños.
Yo sin embargo, soy más de soñar bajito, casi en silencio. ¿Y sabéis por qué? Porque soñando a bajo volumen es posible oír los impulsos del corazón. Sin duda el corazón es el que proporciona los sueños más puros, más auténticos. Quizás esos sueños jamás se realicen, pero sin duda siempre los sentiré como propios.
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