No resulta sencillo crear un artículo como los de Patente de Eskorzo, a diferencia de Literatura Today donde digo la primera chorrada que se me ocurre. En Patente de Eskorzo es necesario afinar más el tiro, resultar ser más certero para que aquello que quiero decir si diga lo suficientemente claro, no por miedo a lo que opinen los demás, (básicamente porque tampoco nadie lee estos artículos), sino por ser fiel a mi mismo, si ya luego me llueve las críticas las debo de asumir. Esto me hace reflexionar acerca de como además de ganas de insultar en las redes sociales, existe también el lado contrapuesto, las pieles excesivamente finas.
Seamos claros, cuando te expones en ese patio de vecinas que son las redes sociales debes de asumir sus reglas y normas, entre ellas que todo puede molestar y que te pueden molestar. Quizás no estés de acuerdo, pero es como pensar que si te lanzas a una piscina llena de tiburones hambrientos vas a salir indemne. En el ámbito que a mi me respecta, la literatura, sigo viendo como las críticas literarias resultan feroces, pero incluso llegan a resultar mucho más feroces las replicas de las autoras y autores agraviados, que en ocasiones reaccionan fatal a una crítica negativa, aunque respetuosa, de su obra. Y si a estas polémicas le añadimos a las editoriales, metidas a cruzados medievales la cosa se pone peliguada.
Es por ello que mi forma de reseñar puede que no guste, es más pueden que resulten incompletas, pero es la que me hace sentir más cómodo. Si tengo que hacer una reseña lo hago de las partes positivas de la misma, de los puntos que me gustaron, porque para despotricar sobre lo malo hay millares. ¿Y qué pasa cuando no me gusta absolutamente nada el libro? Pues sencillo, por respeto hacia alguien que ha sido capaz de crear una obra, no la hago y punto. No vaya a ser que la finura de las pieles se irriten con mis palabras, como puede ser el resultado de este artículo.
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