Porque quien más y quien menos que haya ido de artista sea del tipo que sea, incluso quienes no lo son, pero ese es un tema que podríamos tratar en otro post, gozan de sus manías, y es que como crear una marca de distinción con el resto de los seres humanos, porque si el artista realizase las acciones de su vida como el resto dejaría de ser especial y no se consideraría diferente al resto. Podríamos hablar de muchas clases de manías de cantantes, actores, pero como este blog versa más sobre literatura trataremos de algunos de los autores, no dire que son los mejores, si al menos los más conocidos, podría hablar de mis manias, que no son pocas, pero hasta el momento no soy más que simple aficionador a escribir porque escritor es una palabra que de momento creo que me viene grande, aunque en el título de este blog rece la palabra, escritor fracasado, aunque el adjetivo me venga de perilla en cuestiones literarias, pero no me entretendre con lo mio y vayamos al grano:
Entre los primeros, Alejandro Dumas, padre, es decir el primigenio, escribía con una sotana roja con amplias mangas además que con una sandalias, será que ir vestido como un cardenal te hará creerte importante a la hora de hacer los designios de los personajes, aunque no se conformaba con esto, también de vez en cuando entregaba la ropa a un criado, y le decía que hasta una hora prudencial no se la entregase así se lo rogase. ¡Debía de resultar divertida la escena con sus campanillas al aire!
De los que podemos considerar como un culo inquieto o culo de mal asiento está Victor Hugo, que no cesaba de dar vuelta por la habitación reflexionando frases y versos en voz alta, y hasta que no la veía completada no corría a la silla con rápidez para transcribirla.
Jean-Jacques Rousseau era sumamente bucólico pues gustaba de escribir en el campo, especialmente en sitios con mucha luz. Eso si pese al contacto pleno con la naturaleza se taponaba los oídos si deducía que los ruidos de su alrededor le podía llegar a molestar.
Excentricidades mayores aún tenían gente como el poeta alemán Schiller, que para hacer uso de la palabra debía de tener los pies metidos en un barreño de agua, pero no agua de cualquier tipo sino congelada, como si ya Alemania no fuese de por si fría, mientras Lord Byron siempre decía inspirarse a bases de oler trufas por eso siempre llevaba encima unas cuantas de estas en el bolsillo, aunque muchos sospechamos que si algo realmente debía de inspirar al noble debía de ser sus fumadas de opio, y hablando de fumadas, Flaubert necesitaba hacerlo en su pipa, sino se negaba a escribir una sola linea.
Más cercanos en el tiempo encontamos a Antonio Gala que nada más terminar una de sus novelas envía a uno de sus venticinco secretarios a comprarle un bastón, aún así siguen saliendo bastones de más a novelas...
Tampoco se queda atrás Isabel Allende que siempre le gusta empezar sus novelas el mismo día, normalmente el 7 de Enero, aunque no antes sin practicar un ritual, dice unas frases mientras enciende una vela amarilla y aspira su humo.
De las manías que más me causan simpatía quizás por la cercanía a mi gusto por el buen beber, están dos amigas del mollate como son Elvira Lindo, esta paisana mía, de gusto por el tinto, supongo que del bueno no el de tetrabrick, mientras que Maruja Torres es más de chichitonics.
Como veís son muchos los creadores con sus manías. Me he dejado más de uno en el tintero pero tampoco era cuestión de llevar más tiempo, es cuestión de que investiguéis por vuestra cuenta. Y ahora os toca decir cual son vuestras manías...¿o acaso no son ustedes especiales?
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