¿En cuantas ocasiones habéis prejuzgado a alguien? En una sociedad como la actual basada en los estereotipos no resulta extraños encontrar ideas prefijadas de antemanos acerca de cómo creemos que va a ser tal o cual persona por su aspecto o condición, y evidentemente este hecho se traslada habitualmente a la literatura. En un sinfín de obras los personajes de hombres y mujeres están basados en clichés que cuestan mucho de arrancar incluso de la mente de la creadora o escritor. Por poner varios ejemplos, las mujeres suelen aparecer como delicadas, con una necesidad imperiosa de amor, inseguras, y en muchos casos vistas como objetos del deseo, (es difícil encontrar una protagonista fea en la literatura actual), mientras que en el caso de los hombres deben de ser decididos, seguros, fuertes en el sentido más amplio de la palabra, (un hombre nunca suele ser un blando que se achanta a la primera de cambio), etc.
Poco a poco las cosas van modificándose en la literatura, muy lentamente, y esos estereotipos se van superando. Sin embargo, al igual que sucede en la sociedad actual, hay otros personajes que de incorporarse se sigue haciendo con clichés muy marcado. Uno de los casos más flagrante suele darse en el caso de los personajes transexuales y homosexuales: si es una chica, resultará ser marimacho, de aspecto varonil, y necesariamente con camisa de cuadros, mientras que si es chico tendrá más pluma que un pavo real, y lo peor de todo es que en ambos casos tratarán de introducir a este personaje como alivio cómico, algo que personalmente me parece vulgar.
Hace algún tiempo la polémica estuvo servida en las redes sociales cuando cierta escritora comentó que no veía necesidad de introducir personajes homosexuales o transexuales en sus novelas porque no quería convertirlas en un panfleto reivindicativo. Personalmente creo que se equivocaba con esta afirmación, aunque cada cual puede escribir sus libros como les de las gana, básicamente porque para introducir a estos personajes no es necesario hacer un manifiesto político en tu historia, simplemente es hacerlo con naturalidad, sin artificios, ni prejuicios que hacen caer en el tópico barato. La literatura, aunque sea del género más separado de la realidad, debe de mostrar la inclusión no la discriminación.
Si llegaste hasta esta línea espero no haberte molestado, no soy ni el más docto ni el más preparado en literatura, pero quería hablar de esto para conocer vuestra opinión, aunque como siempre me seguiréis ignorando xD.
Seguimos en la yesca.
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