Los Zombies siempre han estado ahí, no es nada nuevo el saber que estos seres sin vida que se arrastran gorgojeando a lo largo de las calles en busca de un cerebro que comer siempre han existido en la memoria colectiva. Como ya ocurriese en los 70 de la mano de directores como Robert Rodríguez el genero se puso de moda, como ha vuelto a ocurrir en estos momentos de la mano de la serie Walking Dead...No soy un adscrito a las modas, aunque no dejo de reconocer ideas originales que surgen en cada momento, pero de ahí a querer convertirnos todo en zombie porque vende es una historia muy diferente.
Todo esto viene porque para mi asombro y el de tantos otros lectores me encuentro con que clasicos de la literatura como el Lazarillo de Tormes, por hablar de una obra española, o de Orgullo y Prejuicio, son desvirtuado para añadirle el adjetivo zombie. Un poco de maquillaje a la historia original y santas pascuas, y a vender clásicos, o como diría quien quiera darselas de moderno, a reinventarlo.
Porque muchas veces, por no decir siempre, es complicado luchar contra la corriente, ahí os lanzó un par de sugerencias para convertirlas en nuevas novelas, pero eso si, zombies. Os dejo las portadas de obras relativamentes recientes y de prestigio reconocido que harían el trabajo de marketing mucho más sencillo:
En esta ocasión el Cementerio de los Libros en lugar de estar custodiado por un viejo que sea un zombie quien lo proteja y que se mosquee mucho cuando el niño puñetero le de por coger cualquiera de los libros.
Y que me dicen del Capitán Alatriste muerto vagando por la villa de Madrid intentando devorar cerebros aristócráticos con la ayuda de un Quevedo zombie, y un niño zombie que se ha obsesionado con el cerebro de una niñita rubia.
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