Al día siguiente como un clavo estuve a las seis de la tarde, esperando que tendría que esperar a Ramón que es como se llamaba aquel señor, pero para mi sorpresa ya estaba allí hojeando una serie de libros sobre historia medieval de Castilla León. Sin duda su capacidad para seguir aprendiendo es inmesa.
-Me alegra mucho verle de nuevo.-me recibió con una cordial sonrisa.
-Igualmente.-le correspondí.-Agradecerle su predisposción para ayudarme...
-No vayas tan ligero chico, a lo mejor no te soy de mucha utilidad.-me cortó riéndome.-Y ahora bien, vayamos al grano, sobre que quieres saber.
-Sobre Iñigo de Guzmán Balboa.-solté a bocajarro.
-Curioso personaje de nuestra ciudad sin lugar a duda.-balanceó la cabeza como si lo estuviese viendo tras de mi.-Me resulta sorprendente que alguien de tu edad se interese por él.-me miró como si me interrogase.
-¿Y eso?¿Porqué le sorprende?-contraataqué al sentirme observado.
-Pues porque a ser un personaje real pertenece al folclore y a las leyendas, y no es precisamente de los más destacados o reconocidos por la mayoría de autores.-enumeró una serie de historiadores que habían hablado sobre el tema.
-Soy todo oído.-me predispuse a escuchar.
-Hagamos un trato, yo le cuento la historia y luego usted me dice porque ha querido saber sobre él.-me tendió la mano como un negociante.
Dudé durante unos segundos, pero finalmente acepté, si le contaba la historia del manuscrito no creo que me denunciase como hubiese hecho Babas Sucias. Le apreté la mano con firmeza para no demostrar mi nerviosismo.
-Espero que disponga de tiempo, porque la historia es larga.-me invitó a acomodarnos mejor en unos sofás cercanos.
-Comience.-le invité nada más acomodarme.
-Comenzaré diciéndole que a lo que muchos que creen que Iñigo de Guzman Balboa es tan solo una leyenda se equivocan, Iñigo fue una persona real de carne y hueso como usted o como yo.-se palpó el brazo como corroborar su afirmación.-Lo que sucede que su vida se ha movido entre la ficción y la realidad, casi estoy seguro en decir que mucho de los hechos que acaecieron durante su vida fueron desvirtuados y de ahí que hasta nuestros días tan solo llegase el mito...Antes que nada le hablaré de datos reales, de aquellos que se pueden corroborar con documentos, como pueden ser su fe de bautismo en el día de Navidad de 1472, la fecha de su boda el Viernes Santo de 1490, o la fecha de su embarque junto con la expedición que descubriría Ámerica, aunque hay quienes juzgan que estos apuntes fueron manipulados a posteriori para acrecentar su leyenda.
-¿Participó en el descubrimiento del Nuevo Continente?-no podía dar crédito a sus palabras. Sin genero de dudas aquel hombre había sido un personaje peculiar.
-Exactamente en la Pinta viajó, pero fuera aparte de esos datos, que como ya le digo a quienes dudan de su autenticidad, el resto de su vida transcurre en una tremenda niebla de hipotesis difícil de comprobar. Hay quienes piensan que ya desde pequeño nació de noble cuna, y él mismo muy amante de la literatura especialmente de la novela caballeresca se encargó de forjar una imagen mitica de su propia persona para de esa forma relanzar su abolengo que por aquel entonces andaba de capa caída. Otros tantos creen que fueron sus titulos nobiliarios comprados con el oro traído desde las indias occidentales de una misteriosa forma. Son tantas las ideas sobre Iñigo como personas hay en nuestra ciudad.
-¿Pero que es lo que realmente lo hace legendario?-cuestioné el interés del que hablaba Ramón sobre aquel personaje.
-Pese a existir numerosas formas de narrarse su vida, lo que siempre coincide es la imagen que se asocia de Iñigo de Guzmán con la Justicia. Me explicaré mejor.-tomó aire ante mi mirada de incertidumbre.-Siempre se ha dicho que durante las noches en las callejuelas solitarias cuando una persona estaba en peligro por cualquier malhechor, acudía espada en ristre en su ayuda. Pero lo curioso no es tan solo eso, porque se decía que tenía la capacidad de la bilocación, es decir, que si en dos puntos a la vez se estaba produciendo una injusticia, él era capaz de estar en ambos sitios a la vez. Por tu cara algo sumamente imposible.-rió al ver mi cara de incredulidad.-Y no solo eso, también decantaba juicios en favor de los más desfavorecidos siempre y cuando la causa fue justa.
-¡Vaya que era un superhéroe de su época!-dije no sin cierta sorna.
-Digamoslo así, aunque no solo de su tiempo. Tras su muerte, incluso en siglos posteriores, son muchos los que dicen haber visto la figura encapuchada de Iñigo de Guzmán mediando en un peligro. Hay testimonios de la guerra civil que dice que este hombre ayudo a huir de las sacas nocturnas de los falangista a muchas gentes...
-¿Y no podría ser alguien vestido de igual manera?-planteé no sin cierta sorna.
-No soy yo quien para desmentirlo o afirmarlo, como oí hablar una vez, la gente que nos dedicamos a la Historia, no somos jueces de ella, sino sus abogados.-comentó con gesto adusto.-Pero permitime contarte por último que su fama de persona justa llega más lejos, pues hay quienes aseguran que escondió en sus tierras una importante cantidad de oro para que si algún día alguien lo necesitase para una causa importante, fuese a tomarla, aunque será él quien se le aparezca en sueños para decirle donde lo guarda.-clavó su mirada en la mía.
No pude disimular mi estupefacción al tragar saliva. Se me debió de poner el rostro livido, pues rápidamente Ramón se percató de mi cambio facial:
-¿Estás bien chaval?¿Parece que hubieses visto a un fantasma?
Y tanto que lo había visto. De momento deberé dejar de escribir, pues ahora mismo acaban de llamar a mi puerta, luego más tarde procuraré continuar explicándoos...
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