TRIGÉSIMA PRIMERA ENTRADA.
-Pase hacía rato que le esperaba.-fue la respuesta al otro lado de la puerta en cuanto golpé un par de veces.
Quizás si hubiese reflexionado un poco más acerca de estas palabras hubiese logrado prever que no me estaba esperando precisamente con los brazos abiertos. Pero la situación de control que me daba el pensar que tenía acorrolado al Artista de la muerte, cuchillo jamonero, comprado el día anterior de oferta en Ikea, me hizo entrar sin esperar que justo detrás de la puerta estaba aquel hombre quien no dudó en apuntarme con una pistola en la cabeza.
-Después de todo lo que has vivido no sé como no aprendes.-me amonestó usando un tono sumamente teatral.-Suelta el cuchillo, y sientate, así podré contarte mejor las cosas.-me ordenó.
-Si tuvieses los suficientes cojones, soltarías el arma para darnos de hostia.-casi grité esperando de esa manera auxilio.
-¿Me lo dice el hombre que viene a mi habtiación con un cuchillo?-se burló.-Y deja de gritar, porque por mucho que grites nadie te hará caso.-dedujo mis intenciones.-Oyeme...
-No tengo nada que escuchar de ti.-negué.-Eres un asesino hijo de puta sin escrupulos...-volqué toda mi rabia a través de los insultos.
-¿Por matar a niños para crear esculturas?¿A eso te refieres?-preguntó de manera retórica con indiferencia.-¿Piensas que todo eso es real?-negó con la cabeza más para si mismo que para mi.-Acompañame tengo algo que mostrarte.
Caminamos hasta un escritorio donde reposaba un ordenador. Con la mano que le quedaba libre tecleó sin dejar de mirar de reojo hacia mi. Al instante apareció en la pantalla un video. Las imágenes me dejaron totalmente helado, pues pude comprobar como las imágenes que había visto en la televisión no eran más que un montaje. Los niños que encerraban en la jaula no eran más que recreaciones digitales perfectamente realizadas, al menos así pude ver en una especie de documental donde un técnico informático iba mostrando el proceso de engaño visual al que eramos sometidos los televidentes.
-Pero si...incluso había salido en las noticias...-balbucée sin dar crédito.-No puede ser...-Tenía ganas de llorar me sentía idiota.
-Mi buen amigo Victor, es puro marketing. Realmente las esculturas son de madera-me tocó el hombro en gesto de consuelo.-¿Acaso no crees que me hubiesen detenido nada más posar un pie en cualquier país occidental?
-Claro.-se me iluminó una idea en la cabeza a la par que una rabia incontrolable.-Tu me perseguiste al saber que podía descubrir tu negocio.-le golpée en la cara sin importante que me disparase.-Mataste a gente inocente.
-Te vuelves a equivocar nuevamente.-se recompusó apuntando directamente a mis sienes para que calmase.-Todo lo que te ha venido sucediendo no tiene nada que ver conmigo, tanto yo como el testaferro al que mataste no son más que secundarios en la historia principal. ¿Acaso yo te conocía cuando te sucedió lo de Cazorla?
-¿Y si no me conocías como lo sabes?-le repliqué.
-Porque es necesario para tu historia.-me contestó clavando sus ojos en los míos.-Siempre has deseado convertirte en el protagonista de una de tus novelas. Ahora tienes la oportunidad de serlo con todas sus consecuencias.
-No entiendo nada.-me desconcertó que conociese un anhelo tan interior.
-De momento no es necesario que sepas nada más, como en tus historias, el tiempo responderá las dudas, hasta entonces limítate a vivir tu vida.
-¿Así de sencillo?-dije irritado.-Ahora voy a bajar a esa conferencia a desvelar tu engaño.-le amenacé.
-Me trae sin cuidado mi tiempo en esta historia ha finalizado...solo te pido que salga ahora por la escalera sino quieres te involucre en nada...-sin decir nada más se colocó la pistola sobre la boca disparándose a bocajarro salpicando toda la habitación.
A fecha de hoy aquel encuentro me deja más dudas que respuesta, sin embargo puedo decir que las apariciones nocturnas han desaparecidos, lo que más preocupa en la actualidad es el estado de salud de Marian, ya que un grupo le han dado una paliza a plena luz del día sin motivo aparente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario