VIGESIMO NOVENA ENTRADA
Mi vida vuelve a entrar en un espiral oscuro hacia un abismo del que no veo salida. Cuando pensaba que las cosas no podían ir peor, me equivoco. Pese a haber decidido tomar la decisión de volver a tomar el tratamiento que en su momento me prescribiesen para evitar los delirios nocturnos, eso si, por mi cuenta y riesgo, siguen apariciendo la aparición por la noche diciendo que debo terminar lo que inicie, sin embargo no tengo cómo.
Además a esto hay que añadir sufró una fuertes jaquecas a causa del último hecho que me sucedió hace apenas una semana. Estaba yo tranquilamente sentado ante el ordenador intentando evadir mi mente de los problemas escribiendo un relato con el que poder participar en algún certamen literario cuando llamaron a la puerta. Miré a través de la mirilla, sintoma inequivoco de que me he vuelto tremendamente desconfiado. Al otro lado un joven vestido con un polo de color azul esperaba con un paquete a que yo le abriese.
-¿Quien és?-pregunté pese a deducir que se trataba de un mensajero.
-Seur, traigo un paquete para Victor Choquet.-mostró la caja a través de la mirilla. Debía de estar acostumbrado a que nadie se fiase.
No me dio desconfianza, parecía de lo más normal, aunque me prevení de abrir solo una parte con la cadena puesta.
-¿Quién lo envía?-pregunté antes de firmar nada.
-No tengo la menor idea señor.-respondió con sinceridad.
-Pues si no se sabe de quien no lo quiero.-fui a cerrar la puerta.
-No por favor caballero.-suplicó desde el otro lado el repartidor.-Es el tercer paquete que me rechazan, si vuelvo a la empresa con este mi jefe me ha dicho que me echan.-lloriqueó.
-De acuerdo, pero debe ser tu quien lo abrás.-acepté con condicionante.
-Pero no puedo, al menos si no me firma que lo ha recogido.-me ofreció a través del hueco de la puerta la carpeta. Firme el documento sabiendo que el chaval abriría el paquete.
-Ahora abralo.-le mostré mi firma aunque no le devolví el documento. Me aseguré que no dejaba el paquete en la puerta y se iba.
Con rápidez despojó del precinto la caja abriéndola de par en par. Debía de desconocer al igual que yo el contenido del mismo porque al verlo cayó horrorizado de espalda. Gritaba como un poseído. Sus ojos se mostraban abiertos como platos reflejando el miedo que debía de sentir.
No dudé en salir en auxiliarlo mientras que llamaba por telefono móvil a urgencias ya que aquel chico parecía tener una crisis de ansiedad, y no me es de extrañar, tras echar un vistazo al interior del paquete: la cabeza de Bedri el croata destacaba entre restos de otros miembros corporales. Una nota en su frente rezaba: “Has ido demasiado lejos”.
A fecha de hoy ahí abierta una investigación policial para investigar el hecho de la aparición de aquellos restos. Sin embargo pese a ver sido interrogado por la policia me he guardado de contar nada. Tomarían por una paranoia el hecho de sentirme perseguido por un artista al que he intentado denunciar, además que yo tenía cosas que ocultar, como la muerte del testaferro del holding de empresas del artista de la muerte, por eso pese a la repugnancia que me creó, me encargué de quitarle al mendigo la nota de la frente...
Quizás pueda acabar con todo esto tras descubrir en los informátivos locales que en unas jornadas sobre Arte Contemporáneo iba a dar una charla un importante artísta aún por confirmar. A sabiendas que las jornadas se darían en el Hotel Jerez, me he encargado de preguntar a un amigo que trabaja como recepcionista en dicho establecimiento que si se sabe quien es.
-No han confirmado aún nada, pero debe ser un pez muy gordo porque todo se está moviendo con total secretismo...Pero que sepas que si alguien debe informar a las revistas para cobrar exclusiva seré yo.-bromeó.
-No te preocupes solo que quiero un padrino para mi libro.-continué la broma.
En mi mente una deducción cobraba forma...
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