CUATRIGESIMA
QUINTA ENTRADA
Lo
que mi habilidad tal vez no dedujo es que la mayoría de las IP existentes son
dinámicas, es decir el sistema númerico que identifica al ordenador va variando
cada cierto tiempo, sin añadir que aquella persona que me había enviado el
mensaje estaba usando varios servidores a la vez que hacían casi imposible la
pista, hecho que me hizo desistir de continuar indagando acerca del remitente
de la nota.
No
voy a continuar por estos derroteros hablando que no me conduce a ningún lado,
por lo que voy a comentaros la idea que tengo entre manos, un proyecto
literario de un calibre, que no es otro que vender este cuaderno, previamente
pasado a limpio gracias al ordenador, a una editorial, ya que pienso que está
novela es la más convincente, creible, con los personajes reales más reales, de
los que jamás he escrito para una obra
de ficción. El mayor argumento para que sea creible es lo que es real, yo lo he
vivido, lo he sentido, y sobre todo padecido.
Tengo
hasta el nombre en caso de ser aceptada, y no es otro que Diario de una
Inquietud, justamente el sentimiento que me ha embargado desde que escribí las
primeras lineas. Pero ahora que lo pienso me surge un problema, que no es otro,
que la historia no tiene final. No se si me sabré explicar, pero para cualquier
lector llegado a este punto la historia quedaría como incompleta al no saber
cuál es el final. Podría escribirlo aunque lo más probable es que quedase
anodino sin sentido, fuera aparte de que a mi no me convencería sabiendo que os
miento. Quizás tenga demasiado sentido de la honestidad. Nadie excepto aquel
que me atormenta podría darme ese final...
...Nuevo
mensaje en mi teléfono móvil, quizás llegado a este punto penséis que ya
comienzo a invertarme la historia, pero os lo transcribo aquí y cada cual
piense lo que quiera:
“Sigue
así, vas por el buen camino 666”
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