Ya en su momento hicimos referencia a la obra de este autor: "La invención de la Generación del 27". Y no podíamos dejar pasar la oportunidad de realizarle una entrevista, ya que el tema en si traía bastante interés, sobre todo a la hora de desmitificar ciertos sucesos en torno a estos escritores. Recordar para quien no lo conozca es que Manuel Bernal Romero (Sevilla, 1962), es natural de Los Palacios y Villafranca. Profesor de Lengua castellana y Literatura y periodista, en su obra literaria ha cultivado la poesía, la narrativa y en ensayo. Su último poemario publicado es El Exilio de las alas. Ha escrito para Cambio16, Cuadernos para el diálogo, Campo de Agramante y algunos diarios. Periodismo y literatura convergen en su obra en trabajos de investigación sobre los siglos XIX y XX.
Si más dilación os dejamos con la entrevista en la que el autor además de no tener pelos en la lengua a la hora de hablar, también demuestra una inteligencia digna de admirar:
- A quienes dicen que el ensayo no es literatura ¿qué le diría?
Hay novelas que no son literatura, lo mismo que hay poesía que tampoco lo es, que son productos al servicio de un negocio, piezas de un engranaje empresarial, con menos potencial que Messi para generar beneficios pero piezas al fin y al cabo. Son obras que nunca tuvieron pretensiones literarias, artísticas, que es la clave de esa necesidad de comunicar a partir de la palabra en torno a las que se mueve la literatura y la necesidad de comunicar de quienes la practican. Actualmente se novela la vida de Mariano Rajoy y hasta su pensamiento, casi con las mismas bases que se reelabora la emocionante vida de Carmina, que en paz descanse, o Belén Esteban. No hay grandes diferencias entre un producto y otro. Son obras de ficción que se nos venden como si no lo fueran y que nos hacen felices porque nos trasladan la idea de que conocemos la vida de nuestros héroes. ¡Pobres de nosotros!
¿No son ensayos esos superventas? Hay trabajos de pseudopensamiento y de divulgación científica que se presentan como tales y que suman también puntos en las listas de obras de no ficción más vendidas, mientras convierten su ideario y sus especulaciones en el espíritu de nuestro tiempo. La mayor parte de ellos es cosa de “negros” (en el sentido literario) que no aportan nada, pero que ponen voz a los líderes que nos gobiernan que solo pretenden ser fieles servidores y perpetuarse el tiempo que se les permita. No hay sin embargo ninguna dimensión estética, ni ética tampoco, ni ninguna originalidad en lo que se nos ofrece. Esos de los que hablábamos no son ensayos. Pero sin duda que está también la obra cultivada desde la reflexión y la búsqueda de soluciones –erróneas incluso- para nuestra vida en sociedad, y esas, si están marcadas por ciertas dotes estéticas, sean del tipo que sean, respondan al modelo que respondan, sin duda si que lo son.
- ¿Cómo surge la idea de escribir sobre la Generación del 27?
Fue hace ya un puñado de años, quince por lo menos. Colaboraba con El Correo de Andalucía y se me encargó hacer un pequeño reportaje de investigación en torno a los actos de Sevilla. Fue entonces, cuando repasando las crónicas de los periodistas en 1927, se me ocurrió preguntarme: ¿Si lo realmente importante ocurrió en Madrid allá por mayo para homenajear a Góngora, algo recogerían los diarios de la capital? Y pasó que apenas contaban nada. Y lo poco que encontré apuntaba hacia otro sitio. Y ese “no contar de la prensa madrileña solo podía responder a que los medios habían mirado para otro lado y pasado de nuestros amigos los escritores, que tampoco sería raro, o que realmente allí no había pasado nada o casi nada. Y todo fue apuntando a que había pasado lo segundo y ciertamente en Madrid no pasó nada, de ahí la importancia que adquirieron unos actos tan insignificantes como los montados por el Ateneo Hispalense en Sevilla.
- Es un libro que puede resultar polémico por su contenido ¿Le han llovido las críticas?
Lo cierto es que hasta ahora no. Casi todo lo que se ha dicho ha sido positivo, debe ser que fueron amigos los que hablaron. O igual que lo ha leído poca gente. Aquí en este país nuestro casi nadie lee los libros.
- ¿En qué se basó para decir que dicho ente literario fue una invención?
No soy yo quien lo dice, lo cuentan los hechos tal como ocurrieron y tal como se documentan. Eso quiero que quede claro, el ensayo no es una especulación, todo lo que se dice está probado y documentado. Quede claro también que lo inventado fue su nacimiento, los hechos con los que echó a andar. Lo que vino después lo hicieron entre los autores que participaron y los teóricos de la literatura. Seguramente que si al montaje de su nacimiento no hubiera seguido una buena obra hoy no los recordaría nadie. Es lo que ha pasado con muchos de ellos que ya no los recuerdan
- ¿Se atreve a decir quién es su autor favorito de estos y cuál no?
Quizá me quedaría con el propósito de ser y la originalidad del Alberti de los primeros años, quizá uno de los artistas más completos de la Generación ; pero indudablemente también con el escritor oscuro y huidizo que fue Luis Cernuda. Me duele también el manoseo continuo e interesado de Federico hasta hacerle perder significados.
- ¿Nos puede adelantar algo de su próximo proyecto?
Estoy a la espera de que vean la luz un cuento para niños “Juanito cómprame” y una novela para jóvenes, “El misterioso caso del doctor Comeorejas”, que aunque se han anunciado como que ya estaban en la calle, por cuestiones editoriales que casi nadie termina de entender, todavía no vieron la luz. A las editoriales las marca un tempo diferente, siempre diferente.
Por último unas palabras de aliento a este blog
Con el periodismo ciudadano que representan medios de comunicación como El vendedor de humos ha comenzado el futuro. Si algo tiene la red de milagro, aunque será sin duda difícil, es la de quitar el protagonismo a los mercaderes de la comunicación. El nombre es interesante y enigmático. Eso siempre es bueno. Podría ser hasta un bonito comienzo para una novela sobre la época en la que vivimos. Vender humo es vender ficción, pero qué no es ficción en la vida del hombre. La realidad es un humo que respiramos todos, como los sueños.
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