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lunes, 14 de noviembre de 2011

Diario de una Inquietud (decima entrada)

DECIMA ENTRADA

Quizás debiese de sentirme feliz, exultante, pero sinceramente me preocupa mucho la forma en que se me ha dado de alta de forma inesperada de la unidad de agudos del hospital...Sinceramente pienso que no estoy totalmente recuperado, puesto que a mi habitación sigue acudiendo ese misterioso personaje que no para de repetirme que busque mi destino, aunque eso jamás se lo conté a mi psiquiatra, tampoco cuando me dieron el alta me hicieron una valoración de mi estado, tan solo me dieron el parte de alta y un apretón de manos.
Puedo deducir que esta repentina “liberación” responde al hecho de que el hospital quiere callar mis labios sobre el ataque al enfermero y suicidio de Nicolás. No les interesa a un enfermo de apariencia cuerda que pueda hablar sobre los despistes del personal en aquella salida. Además en mis últimos días en el hospital sentí como los enfermeros y terapeutas me miraban con miedo, como si yo si fuese el portador de una grave enfermedad. Era como si viesen que mis palabras fuesen un fuerte narcótico que les pudiese contaminar, visto mi capacidad de persuación con el agresor.
No le daré más vuelta al tema, no merece la pena. La vida sigue, y ahora comienza un nuevo periodo que debo de vivir a tope, porque si algo me ha enseñado esta experiencia, es que uno no puedo vivir de manera expectante...para comenzar pienso arreglar ciertos asuntillos que aún tenía pendientes...

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